Capula debe su nombre a de las palabras náhuatl Capulín y An, que significan “Lugar de capulines”, la historia de la producción alfarera en esta población es tan antigua, que, a la llegada de Vasco Vázquez (de Quiroga) a Mechoacán en el año de 1538, los pobladores del pueblo ya trabajaban el barro y la tarea de este obispo fue asignarles la elaboración de artículos alfareros, ayudándoles a organizar y a estructurar la actividad productiva local, la cual continúa siendo la principal en la comunidad hasta hoy en día.