Este pueblo está enclavado en la sierra Sur de Oaxaca, a casi 2.400 msnm. El clima frío y neblinoso de la localidad es ideal para una escapada romántica, aunque su principal fama se la debe a su bosque en el que crecen hongos alucinógenos. Estos hongos dados a conocer por la curandera indígena María Sabina, empiezan a brotar con las lluvias del mes de junio y son utilizados por los zapotecas desde hace siglos como medio de sanación y exploración espiritual. Aunque la droga es ilegal en México, las autoridades dejan en paz a lugareños y visitantes para que hagan sus búsquedas sensoriales y medicinales.