Desde principios del siglo XVII la iglesia adquiere este edificio para destinarlo a la recaudación de los diezmos, impuesto principal en el virreinato. En la actualidad, este emblemático edificio, convertido en centro cultural, aloja la placa en la que se conmemora la declaración de Patrimonio Mundial a San Juan del Río, como parte del itinerario del Camino Real De Tierra Adentro.